Aunque en
las terapias se trabaja con caballos especiales, entrenados específicamente
para que se comporten adecuadamente ante cualquier elemento extraño, no dejan
de ser animales con una fuerza más que considerable. Hay que considerar la
posibilidad de que tengan en cualquier momento una reacción que ponga en
peligro la seguridad de los profesionales, y sobre todo, la de la persona con
la que están trabajando.
Por ello,
se suelen tomar una serie de medidas de seguridad, no sólo durante las
sesiones, sino también antes de empezar el Programa de Terapias
Ecuestres.
Todas las
personas que vayan a formar parte del programa de Terapias Ecuestres deben
aportar con anterioridad un documento de su médico especialista o de cabecera
que certifique su aptitud para la monta. En caso de contraindicarse, en
ocasiones, el paciente podrá participar en otras actividades en las que se
trabajen los mismos objetivos y no sea necesario montar.
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